El
principio de este sueño se remonta a mis años de infancia. Desde muy pequeña mi
madre me inculcó su pasión por la costura, con solo cinco años ya bailaba la
aguja entre mis dedos. Siendo apenas una adolescente ya hacía mi ropa y la de mi hermana. Mi sueño era
trabajar algún día rodeada de percheros llenos de diseños. Pero las cosas no
siempre pasan como a una le gustaría, durante un largo tiempo trabajé en la
confección de prendas un trabajo monótono y nada creativo, fueron años duros en
el trabajo y en lo personal, aunque nada fue en vano todo ello me aporto
experiencia en ambos sentidos.
No
aguantaba más y decidí cerrar este “paréntesis“ de mi vida, lo llamo así porque en él hay algunas cosas bonitas que se
quedaron ahí, atrapadas en el tiempo…
Me
fui a Granada, partí de cero y ahí
volvió a empezar todo. Los comienzos fueron difíciles como todos, pero he de
reconocer que la suerte, mi experiencia y el apoyo incondicional de mi madre me
acompañaban (gracias mamá).
Las
cosas empezaron a encauzarse y a parte de trabajar rodeada de vestidos de
fiesta y trajes de grandes firmas, pude empezar a disfrutar ampliamente de mi
otra gran pasión, la pintura. También me adentré en el mundo de grabado (esos
“dibujos” que tanto me llamaban la atención pero que no sabía como llegaban a
realizarse), me apasionó de tal modo que no podía dejar de hacer grabados, llegue
a vender bastantes, incluso algunos a un crítico de arte. Bueno voy a dejar de
hablar de este tema que me enrollo, pues es algo que añoro y que espero algún
día poder volver a retomar.
Me
plantee seriamente la posibilidad de hacer diseño y seguir aprendiendo.
Solicité una plaza en la
Escuela de Arte de Granada y tras superar las pruebas de acceso
la conseguí. Seguí trabajando y estudiando, no me quedaba mucho tiempo para lo
demás pero me llenaba tanto lo que hacía que estaba feliz, además me organizaba
bien y había tiempo para todo.
En
el segundo año me surgió la posibilidad de trabajar con una diseñadora
granadina y no la dejé pasar, el sueño estaba cada vez más cerca, poder
trabajar en la creación de cada prenda de una colección. Así es como comencé a
trabajar en Dal Bat, (gracias Pilar por esa oportunidad), poco a poco fui
formando parte del equipo de diseño, me encargaba del patronaje y de la
supervisión de los prototipos y los muestrarios de la colección. Por fin había
conseguido lo que tanto anhelaba. Cuando preparábamos los desfiles era duro,
siempre contrarreloj, pero a la vez alucinante y gratificante cuando
conseguíamos el resultado deseado. Además de todo esto seguía estudiando diseño
de complementos en la Escuela
de Arte de Granada. Fueron años felices pero la vida me obligaba a elegir entre
mi sueño y el amor, mi novio vivía en la costa del sol, demasiada distancia,
poco a poco decidimos fijar aquí nuestra residencia por lo tanto lo de seguir
trabajando en Granada se iba a hacer demasiado duro, así que…ganó el amor algo
de lo que no me arrepiento. Me costó mucho dejar Granada y venirme a la costa,
poco a poco me fui adaptando. Seguía echando mucho de menos mi trabajo
necesitaba dar rienda suelta a mi creatividad. Empecé a hacer algunos encargos
y participe en varios desfiles, cuando las cosas volvían a encaminarse
decidimos tener un bebé, por lo tanto, se volvieron a parar pues mi niña me
absorbía todo el tiempo.
Aunque
gracias a ella, “mi princesa”, este proyecto se pone en marcha, el “sueño”
vuelve a empezar… Después de hacerle algunas de sus ropitas pensé y porqué no
dedicarme a la costura infantil. Y de esta idea nace esta colección, que os iré
mostrando en los próximos días.
Ahora
espero que este sueño pueda culminarse con el tiempo y consolidar mi marca de
ropa infantil “PEQUS”.